LAS SEIS




🗂️ SOLICITAR MUESTRA
El banco seguía allí.
Bajo el plátano de Indias que da sombra a la plaza del colegio. Allí aprendieron a leer, a multiplicar, a prometerse que siempre estarían juntas.
A pesar del paso del tiempo, de la lluvia, del sol, de los recreos llenos y los patios vacíos, las letras seguían allí: M. N. V. L. M. S. Trazadas con boli azul, torpes, pero firmes, como ellas cuando aún creían que crecer no dolía.
Ese banco fue su refugio. Su centro secreto. El lugar donde memorizaron exámenes, contaron secretos, lloraron sin esconderse y celebraron cada mínima victoria, como si fuera una medalla de oro.
Allí aprendieron a escucharse. A estar. A no dejar sola ninguna.
Cambiaban sus cuerpos, sus ideas, sus ritmos. Cambiaban sus formas de amar, de caer, de curarse. Y, aun así, algo profundo seguía uniéndolas. No siempre se entendían, ni siempre se hablaban como antes; pero bastaba una palabra, una mirada o un simple mensaje en el grupo para saber que no estaban solas.
Ese grupo de WhatsApp: “Las seis.”
Allí donde podían decir lo que no se atrevían a decir en voz alta. Donde sabían que habría respuestas. O al menos, oídos.
Este es el año en que todo se descoloca un poco. El año de las primeras veces. De las últimas. De los miedos nuevos y los antiguos necesarios. El año en que, sin dejar de ser niñas del todo, empezaron a entender lo que, a veces, hacerse mayores duele.

Luna se enamora online.
Vive pegada a la pantalla.
Pero él no era real. Y ella ya no sabe quién es.
Marta deja de cumplir.
Se rompe en silencio.
Se esconde tras errores
que duelen.
Pero ya no quiere
mentirse más.


Noha huye del control
buscando libertad.
Encuentra vértigo,
culpa y silencio. Solo cuando cae, empieza a entender qué significa elegirse.

Mel se enamora, se
entrega, se aísla. Cree que es amor, pero la apagan.
Cuando despierta,
ya es tarde.

Por fin Sofía se vueleve a ver a sí misma. La danza le da vida, pero los problemas económicos en la família le haran
madurar antes de tiempo.

Vieny solo conocía la presión. Álex le enseña lo que es el amor: tranquilo, limpio,
sin exigencias. Amor que acompaña.
Porque crecer no siempre es avanzar. A veces, es mirar atrás y reconocer lo que aún nos sostiene.






